Nuestro padre espiritual y material Don Milonwar ha perecido en el combate de London, ataviado con armadura y espada.  Luego de entregar hasta su última gota de sudor entregó su sangre. Él aún no lo sabe y sigue dando batalla. No se extrañen, oh hijos de la eRepublica, si lo cruzan en la acción temeraria del "field of war" rodeado de Valkirias cortando cabezas con su pesada y desafilada espada.
Arrojó su yelmo con fuerza hacía un britano que pretendía darle la última estocada, partiendole el cráneo con el golpe. Espero que sus súbditos y fieles guerreros lo rodearan para en un inconmensurable esfuerzo apuntar su espada de 45 kg al cielo y emitir lo que fueron sus últimas palabras, que fueron firmes precisas y claras: "Dejad que las arenas del tiempo borren mi memoria". Murió de rodillas sujetando el puño de su espada clavada en tierra.