Објавено во Argentina - Првите чекори во еRevollution - 24 Apr 2020 20:07 - 0
Lo fundamental del congreso fue que el 9 de julio de 1816 los representantes de las provincias firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”, a lo que luego se añadió “y de toda otra dominación extranjera”. De este modo, desde el proceso político iniciado en 1810 con la Revolución de Mayo, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.El Acta de la Independencia está precedida por una descripción del ánimo de los constituyentes a la hora de proclamarla: “Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España”.La “emancipación” es una categoría destacada para pensar la independencia. En el marco de las filosofías del iluminismo, muchas de ellas inspiradoras de diversos movimientos independentistas, la “emancipación” era concebida como la instancia en que un sujeto adquiere la “mayoría de edad”, pero ya no sólo en el ámbito de lo “doméstico” o en el mundo privado, sino en la vida social, política e histórica. La independencia, concebida como “emancipación”, aparece así como el deseo social de vivir sin tutela.Uno de los libros que circulaban entre los revolucionarios, El contrato social de J. J. Rousseau, planteaba en sus primeras páginas justamente el problema de la emancipación con una pregunta recogida en este afiche: ¿por qué si el hombre es libre se halla por todas partes encadenado?Distintas tradiciones pedagógicas y educativas en nuestro país –y en el continente americano- consideran que la “emancipación” es un objetivo fundamental de todo proceso educativo. Para algunas, sobre todo aquellas inspiradas en variantes del iluminismo, no hay emancipación sin la transmisión de saberes y valores tendientes a la construcción de una ciudadanía responsable; otras identifican la “emancipación” con el despliegue de los propios saberes y valores que conforman la cultura lar.En la medida que manifiesta el deseo social de vivir sin tutelajes, la emancipación forma parte constitutiva del horizonte utópico de las actuales sociedades democráticas. Si en 1816 los congresales reclamaban al mundo el reconocimiento de un nuevo “sujeto político”, en la actualidad distintos grupos sociales -desde los movimientos feministas a los inmigrantes, de los jóvenes a los pueblos originarios- en el acto mismo de peticionar por sus derechos, exigen ser reconocidos como “sujetos”.
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